Hábitos personales
Vengo diciendo que la lectura académica es como un diálogo con el autor del texto que estás leyendo. Piensa en cómo te comportarías si tuvieras al autor presente delante de ti. Este ejercicio de imaginación nos ayuda en tres áreas prácticas que tienen que ver con una lectura eficaz:
1. Escoge el mejor momento del día para ti
La lectura activa no es fácil. De hecho, puede que sea de las actividades más difíciles que tendrás que realizar a lo largo de tu día. Así que, es necesario intentar apartar las horas que vas a dedicar a la investigación según las horas del día en que tú trabajas mejor. Hay gente que le cuesta arrancar por la mañana y trabaja mejor de noche, otros lo viven al revés –por ejemplo, tengo un amigo en los EEUU que se levanta para leer y escribir desde las 04:00 hasta las 07:00, porque hay silencio, no hay interrupciones, no lleva encima el cansancio y preocupaciones del día. Es necesario que marques un horario según las horas en que estás más despejado.
2. El buen uso de los dispositivos digitales
Ya hemos hablado en otra lección acerca de las ventajas y los retos que Internet representa para la vida intelectual de cada uno de nosotros. Pero aquí quiero dar algunas pautas muy concretas en cuanto a lo digital y la lectura. Volvamos a pensar en la entrevista. ¿Si tuvieras a Grudem delante de ti, consultarías tu email cada dos por tres? ¿Estarías pendiente del WhatsApp? ¿Pararías para colgar alguna foto en Facebook? Estas actividades son legítimas y buenas, en moderación y en el momento adecuado. Son de mala educación cuando estás hablando con otra persona. ¿Por qué? Porque indican que no estás prestando atención.
Así que, la recomendación para la lectura sería: desconectarte. Si estás trabajando con ordenador, apaga el Wifi. Si, por algún motivo, tienes que estar relativamente conectado, intenta, en cada hora que apartas para la lectura, desconectarte durante 50 minutos y volver a conectarte10 minutos para hacer tus consultas. El problema con este método es que no puedes buscar por referencia rápida (definiciones de palabras, etc.). Si la desconexión no resulta factible, trabaja al lado de un amigo que pueda verte y preguntar, de vez en cuanto, si lo que estás viendo va en línea con tu investigación o no. Si estás muy enganchado, prueba de trabajar tomando apuntes a mano (o en un sitio donde no hay conexión) durante un tiempo para desintoxicarte y establecer una mejor rutina.
3. Trata la lectura como una cita personal
Si tu autor preferido quedara contigo para desayunar juntos temprano por la mañana, ¿le dejarías plantado? Espero que no. Si tuvieras una cita personal con él, allí estarías. Hay que tratar la lectura del mismo modo. Una vez tengas establecido el plan de lectura, hay que seguirlo. Si tienes que ajustar el plan, no pasa nada, pero hazlo conscientemente como parte de tu estrategia. Es una gran tentación dejar la lectura para más adelante, o simplemente no hacerla, porque en el momento parece que no pasa nada. Sólo estás dejando plantado un libro, no a una persona. Pero cada vez que actuamos así, perdemos una oportunidad de estar con el autor, no en persona, sino con su sustituto. A largo plazo esta falta de lectura se nota en nuestros ministerios, que se vuelven superficiales. Cuando no leemos, perdemos la oportunidad de estar con varios grandes maestros, personas que podían habernos enriquecido. Por lo tanto, hemos de tratar la lectura como una cita personal.
Mas en «La lectura»:
- ¿Sabes leer?
- Tipos de textos académicos
- La pre-lectura
- Profundizando en los textos
- Tomando apuntes
1. Escoge el mejor momento del día para ti
La lectura activa no es fácil. De hecho, puede que sea de las actividades más difíciles que tendrás que realizar a lo largo de tu día. Así que, es necesario intentar apartar las horas que vas a dedicar a la investigación según las horas del día en que tú trabajas mejor. Hay gente que le cuesta arrancar por la mañana y trabaja mejor de noche, otros lo viven al revés –por ejemplo, tengo un amigo en los EEUU que se levanta para leer y escribir desde las 04:00 hasta las 07:00, porque hay silencio, no hay interrupciones, no lleva encima el cansancio y preocupaciones del día. Es necesario que marques un horario según las horas en que estás más despejado.
2. El buen uso de los dispositivos digitales
Ya hemos hablado en otra lección acerca de las ventajas y los retos que Internet representa para la vida intelectual de cada uno de nosotros. Pero aquí quiero dar algunas pautas muy concretas en cuanto a lo digital y la lectura. Volvamos a pensar en la entrevista. ¿Si tuvieras a Grudem delante de ti, consultarías tu email cada dos por tres? ¿Estarías pendiente del WhatsApp? ¿Pararías para colgar alguna foto en Facebook? Estas actividades son legítimas y buenas, en moderación y en el momento adecuado. Son de mala educación cuando estás hablando con otra persona. ¿Por qué? Porque indican que no estás prestando atención.
Así que, la recomendación para la lectura sería: desconectarte. Si estás trabajando con ordenador, apaga el Wifi. Si, por algún motivo, tienes que estar relativamente conectado, intenta, en cada hora que apartas para la lectura, desconectarte durante 50 minutos y volver a conectarte10 minutos para hacer tus consultas. El problema con este método es que no puedes buscar por referencia rápida (definiciones de palabras, etc.). Si la desconexión no resulta factible, trabaja al lado de un amigo que pueda verte y preguntar, de vez en cuanto, si lo que estás viendo va en línea con tu investigación o no. Si estás muy enganchado, prueba de trabajar tomando apuntes a mano (o en un sitio donde no hay conexión) durante un tiempo para desintoxicarte y establecer una mejor rutina.
3. Trata la lectura como una cita personal
Si tu autor preferido quedara contigo para desayunar juntos temprano por la mañana, ¿le dejarías plantado? Espero que no. Si tuvieras una cita personal con él, allí estarías. Hay que tratar la lectura del mismo modo. Una vez tengas establecido el plan de lectura, hay que seguirlo. Si tienes que ajustar el plan, no pasa nada, pero hazlo conscientemente como parte de tu estrategia. Es una gran tentación dejar la lectura para más adelante, o simplemente no hacerla, porque en el momento parece que no pasa nada. Sólo estás dejando plantado un libro, no a una persona. Pero cada vez que actuamos así, perdemos una oportunidad de estar con el autor, no en persona, sino con su sustituto. A largo plazo esta falta de lectura se nota en nuestros ministerios, que se vuelven superficiales. Cuando no leemos, perdemos la oportunidad de estar con varios grandes maestros, personas que podían habernos enriquecido. Por lo tanto, hemos de tratar la lectura como una cita personal.
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