Escogiendo un tema
A veces los profesores asignan trabajos de investigación con el tema ya escogido. Pero en muchos casos hay cierta libertad a la hora de escoger un tema (dentro de la temática de la asignatura en cuestión). ¿En qué se debe basar tu elección de un tema u otro?
1. Motivos personales
El consejo más básico es el de escoger algo que te interese. Si eliges un tema que te guste, que te inquiete, que te importe de una manera especial, estarás todavía más motivado para trabajar en ello. Incluso, si escoges bien, igual descubrirás que las horas irán pasando sin que te des cuenta porque disfrutarás, descubrirás, resolverás dudas, etc.
2. Motivos logísticos
Es necesario escoger un tema para el cual haya recursos. Tienes que tener en cuenta factores como los siguientes:
Bibliografía suficiente en idiomas que manejas
¿Hay suficiente bibliografía en castellano para profundizar en el tema que estás considerando? Para ciertos temas, la realidad es que no. Por ejemplo, sería difícil estudiar la corriente en la investigación paulina llamada «la nueva perspectiva sobre Pablo», porque, tristemente, en castellano hay muy poca cosa sobre el tema. Otro ejemplo fue un Trabajo fin de Grado no completado por un estudiante hace unos años, debido a la no existencia de estadísticas elaboradas sobre el crecimiento de la iglesia en una parte de España, las cuales eran necesarias para la investigación. Conclusión: tienes que ser realista en cuanto a los recursos.
El tiempo
¿Trabajas? ¿Estás muy ocupado en la iglesia? ¿Tienes que recuperar alguna asignatura? Los trabajos escritos tienen que ser una prioridad, pero podrás dedicarle más o menos tiempo según tus posibilidades cronológicas. No abordes un tema que preveas que requerirá más tiempo del que dispones.
Tus habilidades
Que cada uno se juzgue sobriamente. Mantente dentro de los límites de las capacidades que tienes ahora, y no escojas un tema que no te ves capaz de hacer. Por ejemplo, no escojas un tema como, «El significado de la frase pistis christou en Gálatas 2:16» hasta después de haber cursado los dos años de griego bíblico.
3. Estoy perdido… ¿por dónde empiezo?
Quizá no te viene a la mente en seguida ningún tema en el cual te gustaría o te iría bien profundizar. ¿Qué haces entonces? Voy a sugerir algunas maneras de estimular tu curiosidad y pensamiento, con el fin de ayudarte a encontrar temas y también perfilarlos (ver también «Definiendo el enfoque del trabajo»).
Manuales de introducción
Un repaso de los manuales de introducción (varios de ellos se incluirán en los libros de texto básicos que has comprado) te puede llamar la atención a muchos temas dignos de investigación. Estos manuales incluyen libros de texto que tal vez ya has comprado, como Introducción al Nuevo Testamento por D. A. Carson y D. J. Moo, o Teología sistemática por W. Grudem, o Unidad y diversidad en la historia de la iglesia por B. Coster. Quizá repasando el índice de Teología sistemática, por ejemplo, te viene a la mente alguna inquietud o cuestión de doctrina cristiana que te gustaría estudiar más. Presta atención también a otros detalles de libros como estos, tales como son las preguntas para el estudio que a veces aparecen al final de los capítulos.
Enciclopedias
También puedes consultar libros enciclopédicos, aquellos que tienen artículos generales y breves acerca de muchos temas (volúmenes de este tipo no se llaman enciclopedias necesariamente, como El nuevo diccionario bíblico Certeza). No se trata de ponerte a leer una obra de estas entera, pero si tienes más o menos una idea, puedes buscar artículos relacionados y allí encontrarás más ideas.
Las revistas
Una buena biblioteca teológica tendrá unas estanterías con revistas. Estas revistas suelen ser bastante actuales, y pueden proporcionar temas interesantes para investigar. Ha habido, por ejemplo, intercambios en Alétheia sobre varios temas actuales en el mundo de la investigación evangélica (por ejemplo, el rol de la mujer en la iglesia, el lugar de Israel en Ro. 9-11, el uso del AT en el NT, etc.).
La web y la radio
Hay páginas webs, como Protestante Digital, que a veces son todavía más actuales que las revistas. También se encuentran temas a investigar en podcasts y otros medios.
Tu experiencia personal
Tal vez en el contexto de tu iglesia, o en algunas conversaciones evangelísticas, te has encontrado en algún diálogo en el cual no tienes la información suficiente para responder o aportar alguna contribución. Estas inquietudes son muy personales y son de las motivaciones más fuertes para la investigación (ejemplos: la diferencia entre jihad y la conquista de la tierra de Canaán, la seguridad de la salvación, los respectivos roles de ancianos y diáconos en la iglesia local).
Pregunta a los profesores
Puedes preguntar a diferentes profesores. Igual escuchando sus inquietudes encuentras estímulo para tus propias ideas.
Más en «La investigación»:
- Definiendo el enfoque del trabajo
- La bibliografía
- Usando recursos de Internet
- Priorizando y leyendo tus fuentes
- El buen uso de fuentes
1. Motivos personales
El consejo más básico es el de escoger algo que te interese. Si eliges un tema que te guste, que te inquiete, que te importe de una manera especial, estarás todavía más motivado para trabajar en ello. Incluso, si escoges bien, igual descubrirás que las horas irán pasando sin que te des cuenta porque disfrutarás, descubrirás, resolverás dudas, etc.
2. Motivos logísticos
Es necesario escoger un tema para el cual haya recursos. Tienes que tener en cuenta factores como los siguientes:
Bibliografía suficiente en idiomas que manejas
¿Hay suficiente bibliografía en castellano para profundizar en el tema que estás considerando? Para ciertos temas, la realidad es que no. Por ejemplo, sería difícil estudiar la corriente en la investigación paulina llamada «la nueva perspectiva sobre Pablo», porque, tristemente, en castellano hay muy poca cosa sobre el tema. Otro ejemplo fue un Trabajo fin de Grado no completado por un estudiante hace unos años, debido a la no existencia de estadísticas elaboradas sobre el crecimiento de la iglesia en una parte de España, las cuales eran necesarias para la investigación. Conclusión: tienes que ser realista en cuanto a los recursos.
El tiempo
¿Trabajas? ¿Estás muy ocupado en la iglesia? ¿Tienes que recuperar alguna asignatura? Los trabajos escritos tienen que ser una prioridad, pero podrás dedicarle más o menos tiempo según tus posibilidades cronológicas. No abordes un tema que preveas que requerirá más tiempo del que dispones.
Tus habilidades
Que cada uno se juzgue sobriamente. Mantente dentro de los límites de las capacidades que tienes ahora, y no escojas un tema que no te ves capaz de hacer. Por ejemplo, no escojas un tema como, «El significado de la frase pistis christou en Gálatas 2:16» hasta después de haber cursado los dos años de griego bíblico.
3. Estoy perdido… ¿por dónde empiezo?
Quizá no te viene a la mente en seguida ningún tema en el cual te gustaría o te iría bien profundizar. ¿Qué haces entonces? Voy a sugerir algunas maneras de estimular tu curiosidad y pensamiento, con el fin de ayudarte a encontrar temas y también perfilarlos (ver también «Definiendo el enfoque del trabajo»).
Manuales de introducción
Un repaso de los manuales de introducción (varios de ellos se incluirán en los libros de texto básicos que has comprado) te puede llamar la atención a muchos temas dignos de investigación. Estos manuales incluyen libros de texto que tal vez ya has comprado, como Introducción al Nuevo Testamento por D. A. Carson y D. J. Moo, o Teología sistemática por W. Grudem, o Unidad y diversidad en la historia de la iglesia por B. Coster. Quizá repasando el índice de Teología sistemática, por ejemplo, te viene a la mente alguna inquietud o cuestión de doctrina cristiana que te gustaría estudiar más. Presta atención también a otros detalles de libros como estos, tales como son las preguntas para el estudio que a veces aparecen al final de los capítulos.
Enciclopedias
También puedes consultar libros enciclopédicos, aquellos que tienen artículos generales y breves acerca de muchos temas (volúmenes de este tipo no se llaman enciclopedias necesariamente, como El nuevo diccionario bíblico Certeza). No se trata de ponerte a leer una obra de estas entera, pero si tienes más o menos una idea, puedes buscar artículos relacionados y allí encontrarás más ideas.
Las revistas
Una buena biblioteca teológica tendrá unas estanterías con revistas. Estas revistas suelen ser bastante actuales, y pueden proporcionar temas interesantes para investigar. Ha habido, por ejemplo, intercambios en Alétheia sobre varios temas actuales en el mundo de la investigación evangélica (por ejemplo, el rol de la mujer en la iglesia, el lugar de Israel en Ro. 9-11, el uso del AT en el NT, etc.).
La web y la radio
Hay páginas webs, como Protestante Digital, que a veces son todavía más actuales que las revistas. También se encuentran temas a investigar en podcasts y otros medios.
Tu experiencia personal
Tal vez en el contexto de tu iglesia, o en algunas conversaciones evangelísticas, te has encontrado en algún diálogo en el cual no tienes la información suficiente para responder o aportar alguna contribución. Estas inquietudes son muy personales y son de las motivaciones más fuertes para la investigación (ejemplos: la diferencia entre jihad y la conquista de la tierra de Canaán, la seguridad de la salvación, los respectivos roles de ancianos y diáconos en la iglesia local).
Pregunta a los profesores
Puedes preguntar a diferentes profesores. Igual escuchando sus inquietudes encuentras estímulo para tus propias ideas.
Más en «La investigación»:
- Definiendo el enfoque del trabajo
- La bibliografía
- Usando recursos de Internet
- Priorizando y leyendo tus fuentes
- El buen uso de fuentes