El estilo
El estilo de un texto es la manera en que se expresa el contenido del mismo, e influye en la manera en cómo lo leemos Un buen estilo ayuda a que las ideas expresadas en un texto se transmitan mejor. Por lo tanto, el estilo debería acompañar adecuadamente al contenido. Recuerda que un ensayo académico no es lo mismo que un sermón, una carta, un email personal o un devocional. Cada tipo de texto tiene su estilo adecuado. Hay que ser consciente de lo que estás escribiendo, y cuáles son las expectativas de tus lectores. A continuación presento unas sugerencias estilísticas para escritos teológicos académicos:
1. Usa palabras sencillas y directas
Normalmente el lector de un texto teológico no espera una obra de arte poética ni novelística. Es cierto que se debe escribir con buen estilo, de manera persuasiva, y el trabajo puede tener cierta calidad emocional. No obstante, lo que se busca es un lenguaje sencillo y directo. Escoge palabras concretas y formulaciones concisas y claras. Es decir, no escribas con palabras extravagantes ni con frases muy largas ni complicadas. Se trata de usar un lenguaje referencial e inequívoco, no metafórico (por ejemplo, es preferible la televisión y no la caja tonta).
2. Evita, por lo general, el uso de la primera persona
El énfasis de tu redacción debería encontrarse en el tema de tu investigación, no en ti. Por lo tanto, en trabajos académicos, no se suele escribir en primera persona. Por ejemplo, en vez de decir: Me voy a enfocar en los aspectos de la gramática y la sintaxis del pasaje en cuestión, se puede decir: Dada su complejidad, el texto en cuestión requiere una examen minucioso de su vocabulario y sintaxis. La segunda frase suena mejor. Incluso cuando quieras expresar tu postura u opinión personal, no hace falta expresarla en primera persona –¡el lector ya sabe que eres tú que estás escribiendo! Sin embargo, esta regla no es fija, de modo que de vez en cuando se permiten frases escritas en primera persona. Si escribes alguna frase en primera persona, evita el uso de nosotros, como en nosotros pensamos o nosotros opinamos.
Lo que no debes hacer, de ninguna manera, es escribir una crónica de tu peregrinación investigativa. Primero hice esto, luego aquello, luego lo otro…. Ni tus profesores ni otros posibles lectores se interesan por saber cómo has llegado a descubrir tu información, ni lo bien o lo mal que lo pasaste haciéndolo. Lo que quieren es ver la manera en que resumes y evalúas lo que has visto.
3. Evita lo impersonal
En tu intento de evitar escribir en primera persona, no recurras a expresiones impersonales. No suenan bien frases como: El autor del presente trabajo estima que es importante dedicar atención especial a los datos léxicos y gramaticales del pasaje; ni, El presente trabajo se dedicará mayoritariamente al análisis del vocabulario y la gramática del pasaje. Es mejor algo como: Los datos léxicos y gramaticales son determinantes para la interpretación del pasaje.
4. Evita el uso de la voz pasiva
Tampoco es una regla fija pero, por lo general, es mejor evitar el uso de la voz pasiva, porque resulta pesado. Es mejor elaborar las frases de modo que el sujeto realice la acción: Algunos eruditos piensan que Hebreos fue escrito por Lucas se puede sustituir por Algunos eruditos piensan que Lucas escribió Hebreos.
5. Escribe de manera viva
La redacción académica debe ser más bien formal, pero eso no quiere decir que tiene que ser aburrida. Un ensayo teológico bien redactado cautiva al lector. Para conseguir que tu texto sea formal y vivo a la vez, usa sustantivos vívidos (por ejemplo, en vez de cosas, hablar de argumentos o razones) y verbos vívidos (por ejemplo, sustituir el verbo ser siempre que sea posible: el dicho de Pablo capta el interés en vez de el dicho de Pablo es interesante). También puedes variar tu lenguaje (por ejemplo, buscar sinónimos para conceptos o acciones que aparecen repetidamente).
6. ¿Qué hacer con el género?
¿Se debe escribir en términos inclusivos? ¿Debemos poner el ser humano en lugar de hombre, o quizá usar siempre el hombre y la mujer? Opino que sustituir hombre por el ser humano es bueno, siempre y cuando no resulte en expresiones raras. Lo que no debemos hacer nunca es usar la arroba (ell@s).
7. Otros puntos estilísticos:
Más en «La redacción»:
- Frases y párrafos
- Gramática y ortografía
- Cuatro elementos del ensayo
- Argumentación y estructura
- Estrategias para la redacción
- Notas a pie de página
- Formato
1. Usa palabras sencillas y directas
Normalmente el lector de un texto teológico no espera una obra de arte poética ni novelística. Es cierto que se debe escribir con buen estilo, de manera persuasiva, y el trabajo puede tener cierta calidad emocional. No obstante, lo que se busca es un lenguaje sencillo y directo. Escoge palabras concretas y formulaciones concisas y claras. Es decir, no escribas con palabras extravagantes ni con frases muy largas ni complicadas. Se trata de usar un lenguaje referencial e inequívoco, no metafórico (por ejemplo, es preferible la televisión y no la caja tonta).
2. Evita, por lo general, el uso de la primera persona
El énfasis de tu redacción debería encontrarse en el tema de tu investigación, no en ti. Por lo tanto, en trabajos académicos, no se suele escribir en primera persona. Por ejemplo, en vez de decir: Me voy a enfocar en los aspectos de la gramática y la sintaxis del pasaje en cuestión, se puede decir: Dada su complejidad, el texto en cuestión requiere una examen minucioso de su vocabulario y sintaxis. La segunda frase suena mejor. Incluso cuando quieras expresar tu postura u opinión personal, no hace falta expresarla en primera persona –¡el lector ya sabe que eres tú que estás escribiendo! Sin embargo, esta regla no es fija, de modo que de vez en cuando se permiten frases escritas en primera persona. Si escribes alguna frase en primera persona, evita el uso de nosotros, como en nosotros pensamos o nosotros opinamos.
Lo que no debes hacer, de ninguna manera, es escribir una crónica de tu peregrinación investigativa. Primero hice esto, luego aquello, luego lo otro…. Ni tus profesores ni otros posibles lectores se interesan por saber cómo has llegado a descubrir tu información, ni lo bien o lo mal que lo pasaste haciéndolo. Lo que quieren es ver la manera en que resumes y evalúas lo que has visto.
3. Evita lo impersonal
En tu intento de evitar escribir en primera persona, no recurras a expresiones impersonales. No suenan bien frases como: El autor del presente trabajo estima que es importante dedicar atención especial a los datos léxicos y gramaticales del pasaje; ni, El presente trabajo se dedicará mayoritariamente al análisis del vocabulario y la gramática del pasaje. Es mejor algo como: Los datos léxicos y gramaticales son determinantes para la interpretación del pasaje.
4. Evita el uso de la voz pasiva
Tampoco es una regla fija pero, por lo general, es mejor evitar el uso de la voz pasiva, porque resulta pesado. Es mejor elaborar las frases de modo que el sujeto realice la acción: Algunos eruditos piensan que Hebreos fue escrito por Lucas se puede sustituir por Algunos eruditos piensan que Lucas escribió Hebreos.
5. Escribe de manera viva
La redacción académica debe ser más bien formal, pero eso no quiere decir que tiene que ser aburrida. Un ensayo teológico bien redactado cautiva al lector. Para conseguir que tu texto sea formal y vivo a la vez, usa sustantivos vívidos (por ejemplo, en vez de cosas, hablar de argumentos o razones) y verbos vívidos (por ejemplo, sustituir el verbo ser siempre que sea posible: el dicho de Pablo capta el interés en vez de el dicho de Pablo es interesante). También puedes variar tu lenguaje (por ejemplo, buscar sinónimos para conceptos o acciones que aparecen repetidamente).
6. ¿Qué hacer con el género?
¿Se debe escribir en términos inclusivos? ¿Debemos poner el ser humano en lugar de hombre, o quizá usar siempre el hombre y la mujer? Opino que sustituir hombre por el ser humano es bueno, siempre y cuando no resulte en expresiones raras. Lo que no debemos hacer nunca es usar la arroba (ell@s).
7. Otros puntos estilísticos:
- Las comparaciones e ilustraciones demasiado imaginativas deben emplearse con mucha moderación (o no usarlas).
- Se debe evitar el uso de los superlativos (todo, nada, siempre, nunca). Esto tiene que ver también con la humildad y el esfuerzo de ser matizado, que comentaremos más adelante.
- Se deben evitar dichos y refranes coloquiales (el apóstol Pablo iba a tope en su ministerio se debe reemplazar por algo como el apóstol Pablo estaba sumamente ocupado con sus tareas ministeriales).
- Se deben también usar con mucha moderación (o evitar usar) palabras como maravilloso, increíble, asombroso, etc. Estas palabras hacen que el tono de tu escrito sea menos objetivo.
- Además, recuerda que la mayoría de los trabajos escritos no son sermones. Así que, algunos elementos lingüísticos y maneras de expresión que quizá emplearías en un sermón puede que estén fuera de lugar en un trabajo académico (La Palabra dice… se debe reemplazar por algo como El texto bíblico afirma…).
- La ironía y el humor se tienen que usar con mucho cuidado. Evítalos si no estás seguro que sea apropiado, o si crees que habrá lectores que no lo entenderán.
Más en «La redacción»:
- Frases y párrafos
- Gramática y ortografía
- Cuatro elementos del ensayo
- Argumentación y estructura
- Estrategias para la redacción
- Notas a pie de página
- Formato