Estrategias para la redacción
Con las pautas generales y los elementos de argumentos eficaces en mente, ya puedes empezar a redactar. Pero ¿cómo? ¿cuándo? ¿Cuáles son las expectativas realistas para la primera versión? ¿Cuántas veces tendrás que revisar y corregir el trabajo? Tal vez te sorprenda un poco la siguiente realidad: la redacción cuenta (o puede contar) como parte del proceso de aprendizaje.
1. Los inicios: la pre-redacción
La verdad es que la redacción puede atemorizar. ¿Por dónde empiezo? ¿Seré capaz de escribir de manera coherente acerca de todo esto? A veces tener que escribir se nos hace una montaña. No obstante, hay que resistir la tentación de dejarlo todo para el final.
Una forma de minimizar la dificultad de comenzar a redactar es empezar con la pre-redacción en una etapa temprana del proceso de investigación. Se debe comenzar a escribir mucho antes de ponerte con el primer borrador. La pre redacción ayuda mucho a generar ideas y material, e incluye lo siguiente:
Un consejo relacionado con la pre-redacción: ¡empieza el proyecto/trabajo/ensayo cuanto antes! Cuanto antes puedas empezar a leer y escribir, más tiempo tendrás para meditar en el tema. ¡A veces las mejores ideas que tenemos nos vienen precisamente cuando no estamos trabajando! A mí se me han ocurrido ideas cuando he estado conduciendo, esperando en colas y en la ducha. Nuestras mentes trabajan temas de forma subconsciente –pero esto ocurre solamente si ya hemos empezado a trabajar en el tema. Para más consejos, ver «El manejo de tiempo».
2. El primer intento
Puedes empezar con el primer borrador cuando tengas claro el tema a tratar en el trabajo, la afirmación principal de la tesis o suficiente evidencia para apoyarla. Si no has llegado a este punto, hay que continuar leyendo y pensando. También se pueden escribir bosquejos y párrafos de experimento/exploración tantas veces como sea necesario. Pero recomiendo que no empieces a redactar un capítulo completo, y mucho menos el trabajo entero, hasta que puedas articular estas cosas en un bosquejo.
¿Rápido o lento?
Cada persona es diferente. Para algunos, el primer intento sale mejor si entran directamente a la redacción, escribiendo lo más rápido posible para no inhibir el flujo de ideas. Este tipo de personas escribe el primer borrador sin tener en cuenta errores ortográficos y gramaticales, no paran a insertar las citas ni notas a pie de página (aunque siempre es necesario que dejes indicaciones en el borrador en cuanto a tu intención de citar o añadir pies de página en tal o cual punto; de no hacerlo, quizás te olvides después). La meta es construir el argumento como si lo hicieras en una conversación con otra persona.
Otros personas son más meticulosas, y no pueden soportar la cantidad de errores que el método rápido supone. Estos van más lentamente, pero acaban con un borrador más pulido y completo. Una posible desventaja de usar un método más cuidadoso es que después te cuesta más desechar frases, párrafos e incluso secciones enteras que has pasado tiempo confeccionando.
Personalmente, puedo simpatizar con ambas posturas; así que, a veces escribo rápidamente cuando me siento inspirado y no quiero perder el hilo, y a veces voy más lento si me siento más seguro de lo que quiero decir.
Seguir la estructura
Ten en cuenta los principios generales que venimos exponiendo. Es necesario, por ejemplo, expresar la afirmación principal para un ensayo o un capítulo del TFG en el párrafo concluyente de la introducción de él. Es necesario que intentes ordenar tus evidencias de manera que el lector las pueda seguir sin dificultad. Tu conclusión debe plasmar de nuevo tu afirmación con un resumen de los argumentos a favor. Aquí se ve la necesidad de tener un bosquejo de algún tipo antes de empezar a escribir.
Extiéndete
Una pista: normalmente es mejor que el borrador sea largo, con la idea de reducir después si es necesario. Si crees que alguna evidencia, matiz, limitación, o justificación puede ser necesario o de ayuda, inclúyelo. Luego debes recortar (aunque también es cierto que añadirás más cosas en las revisiones posteriores).
3. Leer tu redacción
Los primeros borradores no serán joyas, a no ser que seas un genio o recibas una especie de inspiración. Son más bien eslabones para llegar a un mejor entendimiento de tu tema. Así que, no imagines que tu trabajo será perfecto en el primer intento. La meta en el primer paso es sacar un borrador funcional.
Ahora vienen los pasos que a veces son los más difíciles, que son los que tienen que ver con la revisión (las revisiones) de tu borrador. Estos pasos son difíciles porque somos subjetivos. Al volver a leer lo que has escrito, es muy fácil no leerlo, sino meramente localizar algunas palabras que te recuerdan de lo que tenías en mente cuando redactabas. Tus ideas tienen mucho sentido par ti mismo, pero si no las expresas bien no tendrán sentido para los demás. Y lo difícil es ver si las has redactado bien o no. Sugiero algunas ideas para aportar el máximo nivel de objetividad posible.
4. La revisión
La revisión se puede dividir en cuatro pasos:
5. Buscar la ayuda de otros
Cuando creas tener un borrador presentable, pásalo a algunas personas que te puedan ayudar. No hagas esto de manera precipitada. No es buena idea pasar tu borrador no revisado a alguien, porque la gente no tiene tiempo para leer tus muchos borradores. Si no te acaba de gustar el borrador, otra opción es ir con tu bosquejo a hablar con alguien y explicarle cómo tienes planteado el tema para ver si tiene sentido o no. También se puede considerar la posibilidad de pedir la ayuda de varias personas para leer diferentes versiones. Sea como sea, creo que es aconsejable emplear la ayuda de otros al máximo para que te aporten objetividad. Tu producto final será mucho mejor.
6. Revisar y revisar
Normalmente harán falta varias revisiones para pulir tu redacción y sacar un producto final decente. Es más: harás descubrimientos por el camino que seguramente obligará a que tu documento tenga que ser cambiado varias veces y con modificaciones sustanciales. Reserva tiempo para escribir y reescribir, porque aprenderás mucho por el camino. Puedes volver a aplicar los mismos pasos que acabo de explicar hasta que te salga un producto del cual estés orgulloso (o hasta que cumplas los plazos establecidos en el calendario). No dudes en continuar la lectura de otras fuentes no consultadas según tus posibilidades cronológicas. Si hace falta, busca la ayuda de alguien que pueda revisarte la gramática.
Más en «La redacción»
- El estilo
- Frases y párrafos
- Gramática y ortografía
- Cuatro elementos del ensayo
- Argumentación y estructura
- Notas a pie de página
- Formato
1. Los inicios: la pre-redacción
La verdad es que la redacción puede atemorizar. ¿Por dónde empiezo? ¿Seré capaz de escribir de manera coherente acerca de todo esto? A veces tener que escribir se nos hace una montaña. No obstante, hay que resistir la tentación de dejarlo todo para el final.
Una forma de minimizar la dificultad de comenzar a redactar es empezar con la pre-redacción en una etapa temprana del proceso de investigación. Se debe comenzar a escribir mucho antes de ponerte con el primer borrador. La pre redacción ayuda mucho a generar ideas y material, e incluye lo siguiente:
- Lluvia de ideas. Antes de empezar un borrador ayuda ponerse a escribir todas las ideas que nos vienen a la mente acerca de las afirmaciones, evidencias y argumentos relacionados con la cuestión que estamos investigando. Se trata de hacerlo rápido, sin preocupación por el orden ni la relación entre las ideas.
- Resúmenes e ideas registradas en los apuntes. A veces los resúmenes que sacamos en nuestros apuntes son dignos de incluirse directamente en la redacción final. Pero normalmente sirven más para empezar a redactar sobre el tema en cuestión, asegurarnos que hayamos interiorizando lo dicho por los autores que leemos y averiguar si somos capaces de expresarlo con nuestras propias palabras. También debemos escribir, en los apuntes, acerca de nuestra valoración de lo que leemos.
- Bosquejos. El último paso de la pre-redacción es un intento de bosquejo. Para elaborar el bosquejo, tenemos que tomar decisiones acerca sobre qué ideas se van a incluir en el trabajo, y en qué orden. Hay que priorizar y también ver las relaciones lógicas entre unas y otras.
Un consejo relacionado con la pre-redacción: ¡empieza el proyecto/trabajo/ensayo cuanto antes! Cuanto antes puedas empezar a leer y escribir, más tiempo tendrás para meditar en el tema. ¡A veces las mejores ideas que tenemos nos vienen precisamente cuando no estamos trabajando! A mí se me han ocurrido ideas cuando he estado conduciendo, esperando en colas y en la ducha. Nuestras mentes trabajan temas de forma subconsciente –pero esto ocurre solamente si ya hemos empezado a trabajar en el tema. Para más consejos, ver «El manejo de tiempo».
2. El primer intento
Puedes empezar con el primer borrador cuando tengas claro el tema a tratar en el trabajo, la afirmación principal de la tesis o suficiente evidencia para apoyarla. Si no has llegado a este punto, hay que continuar leyendo y pensando. También se pueden escribir bosquejos y párrafos de experimento/exploración tantas veces como sea necesario. Pero recomiendo que no empieces a redactar un capítulo completo, y mucho menos el trabajo entero, hasta que puedas articular estas cosas en un bosquejo.
¿Rápido o lento?
Cada persona es diferente. Para algunos, el primer intento sale mejor si entran directamente a la redacción, escribiendo lo más rápido posible para no inhibir el flujo de ideas. Este tipo de personas escribe el primer borrador sin tener en cuenta errores ortográficos y gramaticales, no paran a insertar las citas ni notas a pie de página (aunque siempre es necesario que dejes indicaciones en el borrador en cuanto a tu intención de citar o añadir pies de página en tal o cual punto; de no hacerlo, quizás te olvides después). La meta es construir el argumento como si lo hicieras en una conversación con otra persona.
Otros personas son más meticulosas, y no pueden soportar la cantidad de errores que el método rápido supone. Estos van más lentamente, pero acaban con un borrador más pulido y completo. Una posible desventaja de usar un método más cuidadoso es que después te cuesta más desechar frases, párrafos e incluso secciones enteras que has pasado tiempo confeccionando.
Personalmente, puedo simpatizar con ambas posturas; así que, a veces escribo rápidamente cuando me siento inspirado y no quiero perder el hilo, y a veces voy más lento si me siento más seguro de lo que quiero decir.
Seguir la estructura
Ten en cuenta los principios generales que venimos exponiendo. Es necesario, por ejemplo, expresar la afirmación principal para un ensayo o un capítulo del TFG en el párrafo concluyente de la introducción de él. Es necesario que intentes ordenar tus evidencias de manera que el lector las pueda seguir sin dificultad. Tu conclusión debe plasmar de nuevo tu afirmación con un resumen de los argumentos a favor. Aquí se ve la necesidad de tener un bosquejo de algún tipo antes de empezar a escribir.
Extiéndete
Una pista: normalmente es mejor que el borrador sea largo, con la idea de reducir después si es necesario. Si crees que alguna evidencia, matiz, limitación, o justificación puede ser necesario o de ayuda, inclúyelo. Luego debes recortar (aunque también es cierto que añadirás más cosas en las revisiones posteriores).
3. Leer tu redacción
Los primeros borradores no serán joyas, a no ser que seas un genio o recibas una especie de inspiración. Son más bien eslabones para llegar a un mejor entendimiento de tu tema. Así que, no imagines que tu trabajo será perfecto en el primer intento. La meta en el primer paso es sacar un borrador funcional.
Ahora vienen los pasos que a veces son los más difíciles, que son los que tienen que ver con la revisión (las revisiones) de tu borrador. Estos pasos son difíciles porque somos subjetivos. Al volver a leer lo que has escrito, es muy fácil no leerlo, sino meramente localizar algunas palabras que te recuerdan de lo que tenías en mente cuando redactabas. Tus ideas tienen mucho sentido par ti mismo, pero si no las expresas bien no tendrán sentido para los demás. Y lo difícil es ver si las has redactado bien o no. Sugiero algunas ideas para aportar el máximo nivel de objetividad posible.
- Después de escribir, deja el borrador durante un tiempo. Al menos un día, aunque si pueden ser unos días, mejor. Deja tiempo, porque después de un par de noches de sueño, lo verás con otros ojos –los errores serán más evidentes, etc.
- Lee tu borrador con las expectativas que aplicas a los escritos de otros. Debes poder identificar en tu borrador los elementos que buscas en otros escritos. Lee y subraya los siguientes elementos como si fueras otra persona: (1) ¿Dónde está la afirmación principal, la que me explica la cuestión especifica que el ensayo o capítulo aborda? (2) ¿Cuáles son las evidencias que apoyan la afirmación? (3) ¿Dónde responde a las objeciones? (4) ¿Cuáles son las reservas/limitaciones expresadas?
- Sé duro contigo mismo. (1) ¿Queda claro cuál es el tema del trabajo? (2) ¿Las evidencias se presentan de una manera clara, ordenada y lógica? (3) ¿Las afirmaciones se basan en las evidencias? ¿Son éstas suficientes para comprobarlas? (4) ¿Me satisface lo que dice acerca de las objeciones, limitaciones, etc.? (5) ¿Los párrafos tienen frases principales y se relaciona todo lo demás que hay en ellos con estas frases? (6) ¿Interviene cada párrafo en la comprobación de la tesis principal del trabajo?
- Mientras tanto, es bueno apuntar en los márgenes de una copia impresa cuáles son tus impresiones. Escribe notas para ti mismo: borrar esto, mover hasta aquí…, más apoyo, expresar más claramente. Sobre todo estos últimos comentarios te llevan a áreas donde tienes que, o bien, hacer más investigación o pensar más.
4. La revisión
La revisión se puede dividir en cuatro pasos:
- Reescribir el bosquejo. Si has ido apuntando comentarios en los márgenes, seguramente te habrás dado cuenta que sería mejor mover tal frase a otro sitio, desechar tal párrafo, ampliar tal explicación. En vez de trabajar con el texto completo del borrador, es recomendable aplicar primero grandes cambios al bosquejo. Esto te permite tener una perspectiva general y analizar mejor la lógica de tu argumento.
- Es probable que tengas que reescribir tus frases claves. Como dijimos, cada capítulo debe tener una o dos frases en la introducción que expresen la afirmación principal que quieres explicar y defender. Probablemente no estarás del todo seguro hacia donde quieres o debes llegar cuando empieces a redactar. No obstante, cuando hayas terminado el primer borrador, es muy probable que veas las cosas más claras. Es un buen momento para aprovechar y volver a redactar estas frases claves con más precisión. Lo mismo pasará a un nivel subordinado cuando revises los párrafos. Pero por ahora, me ocuparía de la estructura principal.
- Asegúrate que las transiciones sean claras. Este paso incluye dos componentes: (1) asegurar que el progreso o desarrollo de tu presentación sea bueno, lógico y fácil de seguir, (2) escribir frases al final y al principio de las diferentes secciones para ayudar al lector a ver dónde se encuentra en el desarrollo de tu argumento.
- Un repaso general de la redacción. No hace falta que te fijes demasiado en los detalles, pero si ya empiezas a ver claro la estructura y el desarrollo, es un buen momento para empezar a introducir las citas, pulir más tu ortografía y gramática, etc.
5. Buscar la ayuda de otros
Cuando creas tener un borrador presentable, pásalo a algunas personas que te puedan ayudar. No hagas esto de manera precipitada. No es buena idea pasar tu borrador no revisado a alguien, porque la gente no tiene tiempo para leer tus muchos borradores. Si no te acaba de gustar el borrador, otra opción es ir con tu bosquejo a hablar con alguien y explicarle cómo tienes planteado el tema para ver si tiene sentido o no. También se puede considerar la posibilidad de pedir la ayuda de varias personas para leer diferentes versiones. Sea como sea, creo que es aconsejable emplear la ayuda de otros al máximo para que te aporten objetividad. Tu producto final será mucho mejor.
6. Revisar y revisar
Normalmente harán falta varias revisiones para pulir tu redacción y sacar un producto final decente. Es más: harás descubrimientos por el camino que seguramente obligará a que tu documento tenga que ser cambiado varias veces y con modificaciones sustanciales. Reserva tiempo para escribir y reescribir, porque aprenderás mucho por el camino. Puedes volver a aplicar los mismos pasos que acabo de explicar hasta que te salga un producto del cual estés orgulloso (o hasta que cumplas los plazos establecidos en el calendario). No dudes en continuar la lectura de otras fuentes no consultadas según tus posibilidades cronológicas. Si hace falta, busca la ayuda de alguien que pueda revisarte la gramática.
Más en «La redacción»
- El estilo
- Frases y párrafos
- Gramática y ortografía
- Cuatro elementos del ensayo
- Argumentación y estructura
- Notas a pie de página
- Formato