Definiendo el enfoque del trabajo
El tema del trabajo de investigación es el área de interés en que te gustaría trabajar, por ejemplo: la doctrina de la persona de Cristo, la escatología en Pablo, el uso de medios digitales en la predicación, la historia del protestantismo en España. Pero estos temas son todos demasiado generales y amplios para ser viables como cuestiones de investigación para un trabajo o ensayo breve. Una pista: un tema de investigación es demasiado amplio para un trabajo breve si lo puedes decir en 4 o 5 palabras (si lo puedes resumir tan brevemente, ¡es más bien un tema para un libro!). Es necesario precisar, restringir y delimitar la cuestión que quieres investigar para que el trabajo no se extienda demasiado, y para saber dónde y cómo buscar información. Dicho de otra manera, se trata de enfocar el tema de manera que salga de él un proyecto factible. ¿Cómo se hace?
1. La clave: preguntas concretas
Escogerás estudiar algún tema porque hay aspectos de él que quieres entender mejor –o bien por tus propios intereses, o por los intereses de otros. En realidad, tienes una serie de preguntas, dudas o curiosidades que quieres resolver respecto al tema. Ahora bien, el siguiente paso consiste en formular concreta y explícitamente estas preguntas. Tu meta es entender mejor el tema que has escogido y sus aspectos concretos a estudiar. Estas preguntas te guiarán en tu investigación (la recopilación de datos) y la redacción del proyecto (lo que escribirás intentando contestar alguna de estas preguntas).
Tal vez sabrás en seguida cuáles son las preguntas concretas que quieres plantear en tu investigación. Pero muchas veces no es así. Cuando no te ves capaz de explicitar las preguntas inherentes a tu inquietud, puede ser de ayuda volver a echar mano a fuentes generales que hablan de tu tema: los manuales de introducción, los diccionarios y las enciclopedias que mencionamos en el paso previo. Fuentes así suelen consistir en capítulos o artículos breves y generales que te explican las cuestiones que se debaten, las posturas principales que se sostienen, y algunas referencias bibliográficas importantes respecto a temas amplios. Estas fuentes generales te pueden orientar acerca de las cuestiones concretas que podrías estudiar del tema que has escogido.
2. Un ejemplo: el tema de la predestinación
Supongamos que te inquieta el tema doctrinal de la predestinación. Te interesa por el motivo que sea –tienes dudas acerca de ella, hay gente en tu iglesia o amigos que tienen dudas, detectas que en el mundo evangélico no se entiende bien, etc. Alguna inquietud te lleva al tema que quieres estudiar.
La formulación de preguntas concretas
Después de haber identificado el tema, lo que hay que hacer es definir mejor el problema. ¿Qué es lo que no entiendes en cuanto a este tema? Leyendo en fuentes generales y/o reflexionando sobre tu propia experiencia, te das cuenta que hay varias preguntas dignas de estudio. Por ejemplo: la relación entre la elección divina y la libertad humana, la relación entre la elección y la oferta bien intencionada del evangelio, la historia del desarrollo de la doctrina, la exégesis de ciertos pasajes relacionados con el tema, etc. Sugiero que escribas preguntas de este tipo: «Quiero estudiar la predestinación porque quiero entender mejor X» (X = lo que no sé o lo que no entiendo del tema).
Delimitar
Ahora tienes que concretar: ¿Cuál es el problema al cual quieres encontrar una solución? ¿Cuál es la duda principal que quieres resolver? Es posible que te acerques al tema de la predestinación con una sola pregunta concreta en mente, pero lo más seguro es que no. Si es que no, debes escoger de tu lista de preguntas una (o tal vez un par que estén muy relacionadas). Vamos a llamar esta pregunta el problema que quieres tratar. Es aquí donde vas a trabajar, con la intención de encontrar una respuesta que ayude a resolver tus inquietudes iniciales.
El producto final
La meta es tener una cuestión bien delimitada para investigar. Debes poder decir en una frase (larga) lo que vas a estudiar y por qué. Por ejemplo: «Voy a estudiar la relación entre la libre oferta del evangelio y la doctrina de la elección incondicional». Debes poder decir también por qué lo quieres estudiar: «Lo voy a estudiar porque quiero entender mejor cómo cuadrar estas dos realidades que parecen contradictorias». En último lugar debes poder decir por qué importa: «Lo estudio para entender los fundamentos del evangelismo desde la perspectiva reformada». Estas preguntas y sus respuestas servirán para dirigir tu investigación.
3. Resumen
Podemos resumir lo que hemos dicho hasta aquí de la siguiente manera: tu proyecto tiene que ser monográfico. Debes enfocar tu investigación en una sola cuestión. Esto ayuda mucho a orientar la investigación y limitar la extensión del trabajo. Tal vez estás pensando: «pero lo que me interesa es la vista panorámica». Normalmente el trabajo no puede consistir en esto (a no ser que el profe lo pida). No obstante, durante el proceso acabarás con una visión panorámica del tema. Esta visión será necesaria para poder redactar un buen trabajo. Quizá piensas: «es que me interesan/inquietan muchas cuestiones acerca de mi tema». Lo que ocurre es que no acabarás de contestar bien ninguna de estas cuestiones si las abordas todas en un trabajo o ensayo breve. Ten paciencia –habrá más tiempo para seguir investigando sobre cuestiones relacionadas.
Más en «La investigación»:
- Escogiendo un tema
- La bibliografía
- Usando recursos de Internet
- Priorizando y leyendo tus fuentes
- El buen uso de fuentes
1. La clave: preguntas concretas
Escogerás estudiar algún tema porque hay aspectos de él que quieres entender mejor –o bien por tus propios intereses, o por los intereses de otros. En realidad, tienes una serie de preguntas, dudas o curiosidades que quieres resolver respecto al tema. Ahora bien, el siguiente paso consiste en formular concreta y explícitamente estas preguntas. Tu meta es entender mejor el tema que has escogido y sus aspectos concretos a estudiar. Estas preguntas te guiarán en tu investigación (la recopilación de datos) y la redacción del proyecto (lo que escribirás intentando contestar alguna de estas preguntas).
Tal vez sabrás en seguida cuáles son las preguntas concretas que quieres plantear en tu investigación. Pero muchas veces no es así. Cuando no te ves capaz de explicitar las preguntas inherentes a tu inquietud, puede ser de ayuda volver a echar mano a fuentes generales que hablan de tu tema: los manuales de introducción, los diccionarios y las enciclopedias que mencionamos en el paso previo. Fuentes así suelen consistir en capítulos o artículos breves y generales que te explican las cuestiones que se debaten, las posturas principales que se sostienen, y algunas referencias bibliográficas importantes respecto a temas amplios. Estas fuentes generales te pueden orientar acerca de las cuestiones concretas que podrías estudiar del tema que has escogido.
2. Un ejemplo: el tema de la predestinación
Supongamos que te inquieta el tema doctrinal de la predestinación. Te interesa por el motivo que sea –tienes dudas acerca de ella, hay gente en tu iglesia o amigos que tienen dudas, detectas que en el mundo evangélico no se entiende bien, etc. Alguna inquietud te lleva al tema que quieres estudiar.
La formulación de preguntas concretas
Después de haber identificado el tema, lo que hay que hacer es definir mejor el problema. ¿Qué es lo que no entiendes en cuanto a este tema? Leyendo en fuentes generales y/o reflexionando sobre tu propia experiencia, te das cuenta que hay varias preguntas dignas de estudio. Por ejemplo: la relación entre la elección divina y la libertad humana, la relación entre la elección y la oferta bien intencionada del evangelio, la historia del desarrollo de la doctrina, la exégesis de ciertos pasajes relacionados con el tema, etc. Sugiero que escribas preguntas de este tipo: «Quiero estudiar la predestinación porque quiero entender mejor X» (X = lo que no sé o lo que no entiendo del tema).
Delimitar
Ahora tienes que concretar: ¿Cuál es el problema al cual quieres encontrar una solución? ¿Cuál es la duda principal que quieres resolver? Es posible que te acerques al tema de la predestinación con una sola pregunta concreta en mente, pero lo más seguro es que no. Si es que no, debes escoger de tu lista de preguntas una (o tal vez un par que estén muy relacionadas). Vamos a llamar esta pregunta el problema que quieres tratar. Es aquí donde vas a trabajar, con la intención de encontrar una respuesta que ayude a resolver tus inquietudes iniciales.
El producto final
La meta es tener una cuestión bien delimitada para investigar. Debes poder decir en una frase (larga) lo que vas a estudiar y por qué. Por ejemplo: «Voy a estudiar la relación entre la libre oferta del evangelio y la doctrina de la elección incondicional». Debes poder decir también por qué lo quieres estudiar: «Lo voy a estudiar porque quiero entender mejor cómo cuadrar estas dos realidades que parecen contradictorias». En último lugar debes poder decir por qué importa: «Lo estudio para entender los fundamentos del evangelismo desde la perspectiva reformada». Estas preguntas y sus respuestas servirán para dirigir tu investigación.
3. Resumen
Podemos resumir lo que hemos dicho hasta aquí de la siguiente manera: tu proyecto tiene que ser monográfico. Debes enfocar tu investigación en una sola cuestión. Esto ayuda mucho a orientar la investigación y limitar la extensión del trabajo. Tal vez estás pensando: «pero lo que me interesa es la vista panorámica». Normalmente el trabajo no puede consistir en esto (a no ser que el profe lo pida). No obstante, durante el proceso acabarás con una visión panorámica del tema. Esta visión será necesaria para poder redactar un buen trabajo. Quizá piensas: «es que me interesan/inquietan muchas cuestiones acerca de mi tema». Lo que ocurre es que no acabarás de contestar bien ninguna de estas cuestiones si las abordas todas en un trabajo o ensayo breve. Ten paciencia –habrá más tiempo para seguir investigando sobre cuestiones relacionadas.
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- La bibliografía
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